lunes, 19 de diciembre de 2016

Tercer Libro: Harry Potter y el Prisionero de Azkaban - Capítulo 20: El Beso del dementor




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Después de que todos procesaran la información del capítulo anterior, Kreacher apareció haciendo una reverencia demasiado exagerada a Harry, el pelinegro se sonrojo levemente.
—Amo Harry —dijo el elfo.
A Sirius aun le sorprendía escuchar a Kreacher llamar «amo» a Harry, y sobre todo le sorprendía ver al elfo tan amable con otras personas que sean sus padres y su hermano.
Luego del saludo, Kreacher apareció el almuerzo, el cual constaba de exquisitos guisos, carne de cerdo asado, y por último los postres.
El almuerzo no fue muy animado, ya que después de lo que se habían enterado, a casi todos se les había quitado el apetito, por supuesto menos a Ron, quien devoraba la comida como si no existiera un mañana.
—Luna —dijo Ginny mirando a su amiga rubia—, no sé cómo te puedes sentir atraída por alguien como mi hermano.
Luna parpadeó un par de veces y luego observó a su novio soñadoramente, y sonrió.
—Él me complementa —fue la respuesta de la rubia, y Ginny quedo anonadada.
Luna termino por enloquecer, pensaba la pelirroja.
El almuerzo termino, y ahora fue Bill el que se ofreció para leer el siguiente capítulo.
“El beso del dementor” —leyó el hijo mayor de Molly y Arthur.
El título enmudeció a todos, mientras que Remus en el fondo sentía pena por Peter, ya que él pensaba que el beso del dementor se lo darían a su ex amigo.
Harry no había formado nunca parte de un grupo tan extraño. Crookshanks bajaba las escaleras en cabeza de la comitiva. Lupin, Pettigrew y Ron lo seguían, como si participaran en una carrera. Detrás iba el profesor Snape, flotando de manera fantasmal, tocando cada peldaño con los dedos de los pies y sostenido en el aire por su propia varita, con la que Sirius le apuntaba. Harry y Hermione cerraban la marcha.
Fue difícil volver a entrar en el túnel. Lupin, Pettigrew y Ron tuvieron que ladearse para conseguirlo.
—Ya lo creo, el espacio es muy estrecho —comentó Ron.
—Sí, alguien debería agrandar la entrada —dijo Sirius como quien no quiere la cosa mirando a Dumbledore.
Lupin seguía apuntando a Pettigrew con su varita. Harry los veía avanzar de lado, poco a poco, en hilera. Crookshanks seguía en cabeza. Harry iba inmediatamente detrás de Sirius, que continuaba dirigiendo a Snape con la varita. Éste, de vez en cuando, se golpeaba la cabeza en el techo, y Harry tuvo la impresión de que Sirius no hacía nada por evitarlo.
Snape miró con rencor a Sirius y este le devolvió una mirada burlona, igual que James.
Harry observó a su padre y padrino. Negó con la cabeza. Ahora más que antes comprendía el odio que Snape sentía por los merodeadores.
—Ya basta, no es gracioso —dijo Harry, y al instante James y Sirius dejaron de burlarse de Snape, y este último miró a Harry con suspicacia y enojo.
—Sí, si lo es —afirmó Sirius.
—No…
—No hace falta que me defiendas, Potter —siseó Snape, interrumpiendo al ojiverde.
—No te atrevas a dirigirle la palabra a mi hijo, Quejicus —dijo James, pero luego se volvió a Harry—, y tú, Harry, no vuelvas a defender a Quejicus. Te lo ordeno —agregó al ver que Harry iba a replicar.
Todos se quedaron callados luego de escuchar a James; Harry estaba sorprendido, era gracioso que su padre, que en esa época tenía un año menos que él, le ordenara que hacer y que no, cuando el merodeador solo hace meses en lo único que pensaba era en hacer bromas a los Slytherin y pasar tiempo con su novia, y ahora pretendía comportarse como un padre. Pero por otro lado, la parte heredada por su madre, estaba a punto de la ebullición, su padre no podía impedir que defendiera a Snape cuando se estaba cometiendo una injusticia con él, no solo por lo que su futuro profesor hizo por él, sino porque era un ser humano y no se merecía ser tratado de la manera en que su padre y padrino lo trataban cada vez que lo veían.
—¡James! —advirtió Lily al reconocer el enojo en su hijo, ella podía reconocer ese enojo, porque era lo mismo que sentía ella cuando todavía era amiga de Severus y veía a James y Sirius molestarlo—. Guarda silencio.
James abrió y cerró la boca, pero finalmente decidió no decir nada, y eso pareció calmar un poco el enojo de Harry.
Dominado por una pelirroja, pensaba Sirius al ver a su amigo manso con Lily. Insistió las pelirrojas son peligrosas, y también las castañas, agregó en su mente al ver a Hermione también seria, y notar que ella miraba a James con severidad.
—¿Sabes lo que significa entregar a Pettigrew? —le dijo Sirius a Harry bruscamente, mientras avanzaban por el túnel.
—Que tú quedarás libre —respondió Harry.
—Sí… —dijo Sirius—. No sé si te lo ha dicho alguien, pero yo también soy tu padrino.
—Sí, ya lo sabía —respondió Harry.
—Aunque se enteró de ese detalle por su propia cuenta, y he de decir que no en las mejores circunstancias —dijo Ted.
Sirius hizo una mueca de molestia al recordar cómo se había enterado Harry de que él era su padrino.
Y todo por la culpa del maldito de Peter. Pero ya me las cobraré, se decía mentalmente Sirius.
—Bueno, tus padres me nombraron tutor tuyo —dijo Sirius solemnemente—, por si les sucedía algo a ellos… —Harry esperó. ¿Quería decir Sirius lo que él se imaginaba?— Por supuesto —prosiguió Black—, comprendo que prefieras seguir con tus tíos. Pero… medítalo. Cuando mi nombre quede limpio… si quisieras cambiar de casa…
Harry sonrió, aunque aún no se le pasaba el enojo del todo.
—Lo que más quería era dejar a los Dursley —comentó la réplica de James.
Lily apretó los puños al recordar todo lo que su hermana y su familia le hacían a su hijo.
—Estoy segura que viviría mejor con Sirius que con mi hermana —dijo Lily—, aunque eso conlleve a que Harry se vuelva un bromista empedernido, y que copie los demás malos hábitos de Sirius.
—Gracias, pelirroja, yo también te quiero  mucho —dijo Sirius sarcásticamente.
—No lo dije con mala intención —se defendió Lily—. Te agradezco que quieras salvar a mi hijo de la demente de mi hermana.
Sirius sonrió.
—Espero que hayas aprendido muchas bromas al vivir conmigo, Harry —dijo el animago a su ahijado.
Nadie dijo nada, y Harry menos, que podría decirle, que al final nada salió como lo había planeado porque después de todo Peter logró escapar.
—Yo no soy bueno para las bromas —eso fue lo único que pudo responder Harry.
Hermione y Ron sabían lo mal que se sentía su amigo por Sirius, porque aun después de años de la muerte del animago, sabía que Harry aún se culpaba por su muerte porque si no hubiera sido por sus sueños que Voldemort le trasmitía, nada malo hubiera pasado.
—Oh, claro que lo eres —insistió Sirius—. Eres el hijo de un merodeador, y eso quiere decir que eres bueno para las bromas.
Unos segundos después Bill continúo leyendo.
A Harry se le encogió el estómago.
—¿Qué? ¿Vivir contigo? —preguntó, golpeándose accidentalmente la cabeza contra una piedra que sobresalía del techo—. ¿Abandonar a los Dursley?
—Claro, ya me imaginaba que no querrías —dijo inmediatamente Sirius—. Lo comprendo. Sólo pensaba que…
—Siempre adelantándote a los hechos, Canuto —comentó James negando con la cabeza.
—¡Oye! —se quejó el aludido—. Yo no tenía ni idea que Harry tenía unas bestias por tíos.
Luego de hablar se dio cuenta de que la tía de Harry era la hermana de Lily. La observó y dijo:
—Lo siento.
—No importa —dijo la pelirroja, pero en el fondo se veía la tristeza reflejada en sus ojos esmeraldas—, lo que dices es verdad.
—Pero ¿qué dices? —exclamó Harry; con voz tan chirriante como la de Sirius—. ¡Por supuesto que quiero abandonar a los Dursley! ¿Tienes casa? ¿Cuándo me puedo mudar?
—Bueno, no creo que en ese momento tenga una casa —dijo Sirius pensativamente—. Solo Grimmauld Place —el animago hizo un gesto al mencionar la casa en donde había pasado su niñez—. Pero no creo que te guste esa casa, es horrible, con todas esas cabezas de elfo colgadas de la pared… además, seguro que mi querido hermanito se la quedo.
Nadie aclaró que Regulus Black ya estaba muerto en esa época. No era el momento.
Mientras Hermione al recordar eso se le puso la piel de gallina y sus ojos se llenaron de lágrimas. Lo bueno era que Harry había sacado ese horrible cuadro, aunque a Kreacher no le había gustado tuvo que aceptar la decisión de su nuevo amo.
—Seguramente compraste otra casa, Sirius —comentó Remus.
—Sí, seguramente —aceptó el aludido.
Y antes de que Sirius le pregunte algo a Harry, el ojiverde le pidió amablemente a Bill que continuará leyendo.
Sirius se volvió hacia él. La cabeza de Snape rascó el techo, pero a Sirius no le importó.
Snape miraba con tanta furia a Sirius, que hasta parecía que podía lanzar dagas envenenadas al corazón del animago. Pero Sirius ni siquiera se inmuto ante esta mirada, es más hasta le sonrió con burla.
—¿Quieres? ¿Lo dices en serio?
—¡Sí, muy en serio!
En el rostro demacrado de Sirius se dibujó la primera sonrisa auténtica que Harry había visto en él. La diferencia era asombrosa, como si una persona diez años más joven se perfilase bajo la máscara del consumido. Durante un momento se pudo reconocer en él al hombre que sonreía en la boda de los padres de Harry.
Ese párrafo le subió el ánimo a Sirius, ya que siempre que leían sobre él, mencionaban al demacrado prisionero de Azkaban, pero ahora por lo menos decían que se parecía al hombre sonriente en la boda de su mejor amigo.
No volvieron a hablar hasta que llegaron al final del túnel. Crookshanks salió el primero, disparado. Evidentemente había apretado con la zarpa el nudo del tronco, porque Lupin, Pettigrew y Ron salieron sin que se produjera ningún rumor de ramas enfurecidas.
—Vaya, al fin y al cabo Crookshanks fue útil —comentó Seamus.
Unos segundos después Seamus dio un bote en su asiento y exclamó un «¡Ay!».
—¿Qué te sucede? —le preguntó Dean.
—Sentí un zarpazo en la pierna —contestó el Gryffindor, e inmediatamente miró debajo de la mesa, y lo único que vio fue una cola esponjosa y acompañado de un bufido—. Tu gato está loco —le dijo a Hermione.
—Seguro se sintió ofendido por cómo te referiste a él —respondió Hermione con calma.
Seamus hizo un gesto de dolor y molestia, mientras que algunos reían de la acción de tan singular gato, y otros no dejaban de admirarse.
Sirius hizo salir a Snape por el agujero y luego se detuvo para ceder el paso a Harry y a Hermione. No quedó nadie dentro. Los terrenos estaban muy oscuros. La única luz venía de las ventanas distantes del castillo. Sin decir una palabra, emprendieron el camino. Pettigrew seguía jadeando y gimiendo de vez en cuando (El muy maldito si se merece el beso del dementor, inclusive algo peor por traicionero, pensaba Sirius). A Harry le zumbaba la cabeza. Iba a dejar a los Dursley, iría a vivir con Sirius Black, el mejor amigo de sus padres… Estaba aturdido. ¡Cuando dijera a los Dursley que se iba a vivir con el presidiario que habían visto en la tele…!
—¿Dime que cara pusieron, Harry? —preguntó un animado Sirius, dando por hecho que su ahijado si se había ido a vivir con él.
—Eh… pues… —fue lo único que murmuró Harry.
—No, mejor lo digas —dijo James—. La sorpresa es mejor.
Si, de seguro se llevaran una gran sorpresa, pensaba Ron.
—Un paso en falso, Peter; y… —dijo Lupin delante de ellos, amenazador; apuntando con la varita al pecho de Pettigrew.
—No creo que hiciera nada —dijo James—, es tan cobarde. Una vergüenza para Gryffindor —gruñó la última frase.
Atravesaron los terrenos del colegio en silencio, con pesadez. Las luces del castillo se dilataban poco a poco. Snape seguía inconsciente, fantasmalmente transportado por Sirius, la barbilla rebotándole en el pecho. Y entonces…
—No me digas que Quejicus despertó y fue nuevamente un estorbo —dijo Sirius frunciendo el ceño.
Snape apretó tanto los puños que hasta sus cortas uñas empezaban a dañar la piel de las palmas de sus manos.
Una nube se desplazó. De repente, aparecieron en el suelo unas sombras oscuras. La luz de la luna caía sobre el grupo.
Remus rápidamente perdió el color en su rostro, puesto que recordaba cuando Snape dijo que le llevaba la poción Matalobos y ahí descubrió el mapa del merodeador.
—Remus, tranquilo eso no qui… —empezó James, pero fue interrumpido por Remus.
—Por favor, díganme que no les hice daño —cuestionó, casi rogó a Harry, Ron y Hermione (a la cual se le quedo mirando por más tiempo que a los demás) una respuesta que no dañara más a su alma atormentada.
Los demás también estaban atentos a la respuesta de los chicos.
—Tranquilo, Remus, no pasó nada esa noche, nada de lo que tengas que lamentarte —respondió rápidamente Hermione, pero el aun así el tono de su voz no dejo de haber devoción.
—En verdad no nos lastimaste —aseguró Harry, ya que parecía que no le creía mucho a su amiga.
—Ellos tienen razón, no nos lastimaste —apoyó Ron—. Solo fue algo sorprendente. Sobre todo cuando me di cuenta de que yo estaba atado a Pettigrew junto a ti… y tú empezabas a transformarte —dijo inconscientemente. Remus empalideció más, Hermione le quería lanzar un hechizo aturdidor en ese momento por hablador, Molly por su parte grito ahogadamente, y en ese momento Ron se dio cuenta de sus palabras—. Eh… yo… pero todos… salimos sanos y salvos —agregó atropelladamente.
—¡Cierra la boca, Ronald! —gruñó Ginny.
—Eres un idiota, Ron —canturrearon los gemelos Weasley.
—Por favor, podrías seguir leyendo, Bill —pidió amablemente Luna.
Bill asintió.
Snape tropezó con Lupin, Pettigrew y Ron, que se habían detenido de repente. Sirius se quedó inmóvil. Con un brazo indicó a Harry y a Hermione que no avanzaran.
Harry vio la silueta de Lupin. Se puso rígido y empezó a temblar.
El Remus de esa época también estaba rígido y con la mirada perdida.
James y Sirius compartieron una mirada. Sabían lo que significaba eso, Remus se pondría sensible y pesimista, y no querría acercarse a ellos por temor a lastimarlos.
—¡Dios mío! —dijo Hermione con voz entrecortada—. ¡No se ha tomado la poción esta noche! ¡Es peligroso!
Hermione quiso abofetearse en ese momento por haber dicho tal cosa. Observó a su futuro esposo, deseando no solo abofetearse, sino también lanzarse un Crucio por causarle tal dolor.
—Remus —murmuró.
—Corred —gritó Sirius—. ¡Corred! ¡Ya!
Pero Harry no podía correr. Ron estaba encadenado a Pettigrew y a Lupin. Saltó hacia delante, pero Sirius lo agarró por el pecho y lo echó hacia atrás.
—Dejádmelo a mí. ¡CORRED!
Lily sintió temor por su hijo, pero estaba orgullosa de que Harry haría cualquier cosa para salvar a sus amigos. Aunque primero debería de pensar y después actuar, pero lamentablemente eso no podía ser posible porque estaba en sus genes.
James también se sintió orgulloso de su hijo, aunque él creía que su amigo Lunático no le haría daño.
Oyeron un terrible gruñido. La cabeza de Lupin se alargaba, igual que su cuerpo. Los hombros le sobresalían. El pelo le brotaba en el rostro y las manos, que se retorcían hasta convertirse en garras. A Crookshanks se le volvió a erizar el pelo. Retrocedió.
Monstruo, retumbó en la mente de Remus. Soy un monstruo.
Remus sentía que todos lo miraban y lo juzgaban por su condición, pero se equivocaba porque sus futuros alumnos, sus amigos, profesores y sobre todo Hermione no lo juzgaban, ellos lo comprendían, y si por esta última fuera posible hubiera inventado una poción para curar la licantropía y así evitar el dolor de su futuro esposo.
Pero por su parte los Malfoy tenían cara de asco, y porque no, también sentían un poco de temor.
Maldito Dumbledore, ¿en qué rayos estaba pensando al contratar a esta bestia como profesor?, pensaba Lucius.
Hermione observó a Remus y lo vio muy mal, peor que en las noches de luna llena, quiso pararse y abrazarlo, pero no sabía si la rechazaría. Parpadeó un par de veces infundiéndose valor, y cuando lo volvió a ver, se dio cuenta de que James y Sirius le hablaban en susurros. Seguramente levantándole los ánimos.
Mientras el licántropo retrocedía, abriendo y cerrando las fauces, Sirius desapareció del lado de Harry. Se había transformado. El perro grande como un oso saltó hacia delante. Cuando el licántropo se liberó de las esposas que lo sujetaban, el perro lo atrapó por el cuello y lo arrastró hacia atrás, alejándolo de Ron y de Pettigrew (Molly respiró aliviada al escuchar esa parte, ya que, aunque ella no tenía nada contra Remus y su condición no podía evitar sentir temor por lo que le podría haber hecho a su hijo, al tenerlo tan cerca de él). Estaban enzarzados, mandíbula con mandíbula, rasgándose el uno al otro con las zarpas.
Algunos se estremecieron al escuchar esa parte, pero Harry, Ron y Hermione lo veían en su mente como un recuerdo lejano.
Harry se quedó como hipnotizado. Estaba demasiado atento a la batalla para darse cuenta de nada más. Fue el grito de Hermione lo que lo alertó.
Remus bajo la mirada.
La asuste, le doy miedo y asco, pensaba Lupin.
Remus estaba tan apesadumbrado que no recordaba que Hermione nunca sintió miedo cuando estaba a su lado y mucho menos la marca que esta tenía en su cuello. Señal de que era la mujer de un licántropo.
—¿Qué sucedió? —preguntó Alice.
Pettigrew había saltado para coger la varita caída de Lupin. Ron, inestable a causa de la pierna vendada, se desplomó en el suelo. Se oyó un estallido, se vio un relámpago y Ron quedó inmóvil en tierra. Otro estallido: Crookshanks saltó por el aire y volvió a caer al suelo.
—Eso quiere decir que… —empezó a decir Ted, pero fue interrumpido por Ron.
—Sí, ese quiere decir lo que estás pensando.
¡Expeliarmo! —exclamó Harry, apuntando a Pettigrew con su varita. La varita de Lupin salió volando y se perdió de vista—. ¡Quédate donde estás! —gritó Harry mientras corría.
—¿Y ahora qué vas hacer? —preguntó Lily a su futuro hijo.
Harry solo se encogió de hombros. Mientras que Moody lo observa atentamente porque ya sabía lo que el chico haría.
—Demasiado tarde —murmuró.
Demasiado tarde. Pettigrew también se había transformado. Harry vio su cola pelona azotar el antebrazo de Ron a través de las esposas, y lo oyó huir a toda prisa por la hierba (Maldita rata, gruñeron James y Sirius. Pero allí muchos del pasado comprendieron la predicción de la profesora Trelawney «antes de la medianoche el vasallo irá a reunirse con su amo»). Oyeron un aullido y un gruñido sordo. Al volverse, Harry vio al hombre lobo adentrándose en el bosque a la carrera.
Remus se sintió al escuchar que Peter lograba escapar.
Y todo por mí culpa, se recriminaba mentalmente Remus.
—No te culpes, Lunático —le dijo James—, el maldito de Peter hubiera encontrado la forma de escapar de uno u otra manera, y eso no es culpa de nadie —trato de animarlo, pero de más está decir que no lo logró, ya que nadie le quitaría de la cabeza a Remus que todo era su culpa.
—Sirius, ha escapado. ¡Pettigrew se ha transformado! —gritó Harry.
—No creo que él pueda hacer algo —dijo Frank—, además, me imagino que debe estar herido.
Pero ahí Sirius recién comprendió que escapando Peter, él perdía nuevamente su libertad.
Maldito Peter, te voy a matar penas salga de esta sala, pensaba Sirius.
Sirius sangraba. Tenía heridas en el hocico y en la espalda, pero al oír las palabras de Harry volvió a salir velozmente y al cabo de un instante el rumor de sus patas se perdió.
Harry y Hermione se acercaron aprisa a Ron.
—¿Qué le ha hecho? —preguntó Hermione.
Ron tenía los ojos entornados, la boca abierta. Estaba vivo. Oían su respiración. Pero no parecía reconocerlos.
—Está en shock —dijo Ted.
—O también puede ser un hechizo de confusión —dijo Andrómeda.
—No sé.
Harry miró desesperado a su alrededor. Black y Lupin habían desaparecido… No había nadie cerca salvo Snape, que seguía flotando en el aire, inconsciente.
—Será mejor que los llevemos al castillo y se lo digamos a alguien —dijo Harry, apartándose el pelo de los ojos y tratando de pensar—. Vamos…
Oyeron un aullido que venía de la oscuridad: un perro dolorido.
—Sirius —murmuró Harry, mirando hacia la negrura.
—No creo que sea nada grave —aportó James tratando de quitar la tensión del ambiente—, la de veces que presencie una pelea entre estos dos —señaló ambos amigos, los cuales parecían muy metidos en sus pensamientos.
Tuvo un momento de indecisión, pero no podían hacer nada por Ron en aquel momento, y a juzgar por sus gemidos, Black se hallaba en apuros.
—Mierda —murmuró James.
Harry echó a correr; seguido por Hermione. El aullido parecía proceder de los alrededores del lago. Corrieron en aquella dirección y Harry notó un frío intenso sin darse cuenta de lo que podía suponer.
—¡Por Merlín! ¡Son dementores! —exclamó Molly preocupada por la seguridad de los chicos, porque aunque eso ya les hubiera pasado no podía evitar sentir preocupación.
El aullido se detuvo. Al llegar al lago vieron por qué: Sirius había vuelto a transformarse en hombre. Estaba en cuclillas, con las manos en la cabeza.
—¡Noooo! —gemía—. ¡Noooooo, por favor!
Y entonces Harry los vio. Eran los dementores. Al menos cien, y se acercaban a ellos como una masa negra. Se dio la vuelta. Aquel frío ya conocido penetró en su interior y la niebla empezó a oscurecerle la visión. Por cada lado surgían de la oscuridad más y más dementores. Los estaban rodeando…
—Vaya, ya ni siquiera recordaba cómo había sido eso —comentó Harry realmente sorprendido—, en ese momento no podía contar cuantos eran, solo sabía que eran muchos.
Lily miró con cara de pánico a su hijo.
—Al menos cien —murmuró.
Bill siguió leyendo antes de que eso se volviera un alboroto.
—¡Hermione, piensa en algo alegre! —gritó Harry levantando la varita y parpadeando con rapidez para aclararse la visión, sacudiendo la cabeza para alejar el débil grito que había empezado a oír por dentro…
«Voy a vivir con mi padrino. Voy a dejar a los Dursley.»
Lily tenía lágrimas en los ojos. No podía creer todo lo que había pasado.
Se obligó a no pensar más que en Sirius y comenzó a repetir a gritos:
¡Expecto patronum! ¡Expecto patronum!
Black se estremeció. Rodó por el suelo y se quedó inmóvil, pálido como la muerte.
«Todo saldrá bien. Me iré a vivir con él.»
¡Expecto patronum! ¡Ayúdame, Hermione! ¡Expecto patronum!
¡Expecto…! —susurró Hermione—. ¡Expecto… expecto!
—Aunque sea una sabelotodo, no creo que pueda con el hechizo, porque ella no lo ha practicado —dijo Michael Corner como quien comenta el clima.
Hermione le dedico tal mirada a Corner que todos se espantaron, hasta Oliver Wood se quedó tieso al notar tal mirada.
Por su parte Corner se hundió en su asiento y luego quiso esconderse tras Terry Boot.
—Palabras equivocadas, Michael —lo amonestó Ginny, negando con la cabeza.
Pero no era capaz. Los dementores se aproximaban y ya estaban a tres metros escasos de ellos. Formaban una sólida barrera en torno a Harry y Hermione, y seguían acercándose…
¡EXPECTO PATRONUM! —gritó Harry, intentando rechazar los gritos de sus oídos—. ¡EXPECTO PATRONUM!
Todos estaban sorprendidos —los del pasado y los de futuro— porque nunca imaginaron a la magnitud en que había llegado tratar de salvar a ex reo Sirius Black. Y vaya que esos chicos de trece años lo habían tenido difícil, pero eso no quiere decir imposible.
Un delgado hilo de plata salió de su varita y bailoteó delante de él, como si fuera niebla. En ese instante, Harry notó que Hermione se desmayaba a su lado. Estaba solo, completamente solo…
Hermione podía recordar ese momento, y la horrible sensación de vacío, frío, y tristeza. Nunca se había sentido tan desolada como en ese momento, y que decir de la desesperación por tratar de ayudar a su amigo, pero sin saber cómo. Hasta que ya no pudo más y perdió en conocimiento.
La castaña se estremeció al recordar lo vivido anteriormente.
¡Expecto…! ¡Expecto patronum!
Harry sintió que sus rodillas golpeaban la hierba fría. La niebla le nublaba los ojos. Haciendo un enorme esfuerzo, intentó recordar. Sirius era inocente, inocente… «Todo saldrá bien. Voy a vivir con él.»
¡Expecto patronum! —dijo entrecortadamente.
Sirius se sentía miserable pensando en que tal vez su yo del futuro nunca podría obtener su libertad porque Peter había logrado huir nuevamente, y nuevamente él sería el que pagaría por él.
Maldito seas, Peter, pensaba Sirius, apretando los puños fuertemente.
A la débil luz de su informe patronus, vio detenerse un dementor muy cerca de él. No podía atravesar la niebla plateada que Harry había hecho aparecer, pero sacaba por debajo de la capa una mano viscosa y pútrida. Hizo un ademán como para apartar al patronus.
—¡No… no! —exclamó Harry entrecortadamente—. Es inocente. ¡Expecto patronum!
Remus era otro que estaba mal, porque su amigo, el hijo de otro de sus amigos, y Hermione, la niña inteligente que había podido descubrir su secreto en cuestión de días, y por la cual sentía algo que no tenía permitido sentir, estaban en peligro, y todo por su condición de licántropo, Peter había escapado, Ron no reaccionaba y los otros dos junto con su amigo rodeado de dementores.
Estoy maldito, se recriminaba mentalmente.
Sentía sus miradas y oía su ruidosa respiración como un viento demoníaco. El dementor más cercano parecía haberse fijado en él. Levantó sus dos manos putrefactas y se bajó la capucha.
En el lugar de los ojos había una membrana escamosa y gris que se extendía por las cuencas. Pero tenía boca: un agujero informe que aspiraba el aire con un estertor de muerte.
Muchos de los que estaban en la sala se sorprendieron y estremecieron ante tal descripción. Algunos miraba a Sirius, y se preguntaban cómo es que su yo del futuro pudo convivir con esos seres durante doce años. Porque aunque sabían que Sirius no había enloquecido porque tenía en la mente que él no había hecho nada a sus amigos, de igual manera esto les parecía realmente difícil de sobrellevar.
Es realmente un verdadero Gryffindor, pensaban mucho.
Un terror de muerte se apoderó de Harry, impidiéndole moverse y hablar. Su patronus tembló y desapareció. La niebla blanca lo cegaba. Tenía que luchar… Expecto patronum… No podía ver…, a lo lejos oyó un grito conocido…, expecto patronum… Palpó en la niebla en busca de Sirius y encontró su brazo. No se lo llevarían…
Sirius miró agradecido a su futuro ahijado.
Es igual a su padre, pensaba en animago. James tampoco me habría dejado en esos momentos, y estoy seguro de que habría recibido el beso del dementor por mí.
Por su parte James sentía impotente porque él no podía hacer nada por él. No podía en ese tiempo. Pero en su tiempo sí que podía, él haría hasta lo imposible por proteger a las personas que amaba.
Luego observó con orgullo a su hijo y le agradeció mentalmente por tratar de salvar a su amigo.
Pero, de repente, un par de manos fuertes y frías rodearon el cuello de Harry. Lo obligaron a levantar el rostro. Sintió su aliento…, iban a eliminarlo primero a él… Sintió su aliento corrupto…, su madre le gritaba en los oídos…, sería lo último que oyera en la vida.
Algunas lágrimas resbalaron por las mejillas de Lily, sentía miedo por su hijo, porque aunque eso ya había pasado, no podía evitar sentir ese temor por él, por su hijo que solo era un niño en ese tiempo.
Disimuladamente se limpió las lágrimas, ya que no quería que nadie se dé cuenta, pero no lo logro porque James lo noto, y lo único que hizo fue pasar un brazo por sus hombros, reconfortándola.
Lily apoyó su cabeza en su hombro y suspiró en su cuello, sintiendo la fortaleza de su novio, la cual la obligaba a seguir adelante.
Y entonces, a través de la niebla que lo ahogaba, le pareció ver una luz plateada que adquiría brillo. Se sintió caer de bruces en la hierba.
Boca abajo, demasiado débil para moverse, sintiéndose mal y temblando, Harry abrió los ojos. Una luz cegadora iluminaba la hierba… Habían cesado los gritos, el frío se iba…
—¡¿Cómo?! —exclamó Frank.
—¿Quién hizo el patronus? —preguntó Andrómeda—. No lo comprendo, si se supone que Hermione esta desmayada y Harry está debilitado… —se giró hacia Ron—, ¿fuiste tú?
Ron negó con la cabeza.
Bill continuó leyendo.
Algo hacía retroceder a los dementores… algo que daba vueltas en torno a él, a Sirius y a Hermione. Los estertores dejaban de oírse. Se iban. Volvía a hacer calor.
El profesor Dumbledore fue el único que comprendió lo que paso, y observó a Harry y a Hermione. Estos dos notaron la mirada del director y solo asintieron como respuesta a una pregunta no formulada.
Haciendo acopio de todas sus fuerzas, Harry levantó la cabeza unos centímetros y vio entre la luz a un animal que galopaba por el lago. Con la visión empañada por el sudor, Harry trató de distinguir de qué se trataba. Era brillante como un unicornio. Haciendo un esfuerzo por conservar el sentido, Harry lo vio detenerse al llegar a la otra orilla. Durante un instante vio también, junto al brillo, a alguien que daba la bienvenida al animal y levantaba la mano para acariciarlo. Alguien que le resultaba familiar. Pero no podía ser…
—¿Qué fue lo que viste? —le preguntó Alice llena de curiosidad.
—Más bien creí ver —respondió Harry sin dar más detalle.
Harry no lo entendía. No podía pensar en nada. Sus últimas fuerzas lo abandonaron y al desmayarse dio con la cabeza en el suelo.
—Este es el final del capítulo —anunció Bill.
—¿Qué? ¿Ahí termina? —le preguntó su hermano Charlie.
El aludido asintió.
—Bien, entonces yo continuaré leyendo —dijo Charlie—. Ya que creo que muchos se han quedado intrigados por saber lo que pasa.
Y así era porque muchos asintieron estando de acuerdo con el pelirrojo.




Nota: Lamento mucho la tardanza, se que no tengo derecho a pedirles que continúen leyendo, pero por favor les suplico que sigan dándome la oportunidad de seguir escribiendo, les aseguro que yo no me tardaré tanto en actualizar.




12 comentarios:

  1. ¡¡oh, dioses, muchas gracias por actualizar, merodeadora black!!

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  2. estuvo bueno el capitulo, gracias por actualizar, extrañaba leer, ya queda tan poco para el final, estoy ansiosa por saber que mas pondrás sobre hermione y remus, sobre todo cuando hermione aúlla y remus como lobo sigue el llamado.

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  3. Merodeadora el capítulo estuvo tan genial, fue asombrosamente magnífico,espero y no te tardes tanto en volver a actualizar porqué esta llegando la parte en que descubren lo de el giratiempo de Hermione y es mi parte favorita
    Saludos😄😃😀

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  4. oh, oh!! me desmayo, por fin un capitulo nueve! ¡sí!

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  5. este nuevo capitulo me alegro mi tarde, gracias por actualizar, merodeadora, te quedo estupendo =) ah, y por favor esta vez no nos abandones por meses como la ultima vez...
    bienvenida a tu blog :P
    saludos

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  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  7. Voy a seguir leyendo la historia esta muy interesante y gracias por actualizar

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  8. Voy a seguir leyendo la historia esta muy interesante y gracias por actualizar

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  9. oh, cielos, por fin actualizaste, gracias, fue increible, lo estuve esperando hace mucho tiempo =)
    ah y te deseo una ¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!

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  10. LA PRINCESA DE SIRUS24 de diciembre de 2016, 20:04

    gracias por actualizar, me encanto el capitulo

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  11. Gracias por actualizar. Cuando se va a enterar Remus de que Hermione es (o sera) su pareja?

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  12. Me encanta este finc o historia, etc. Espero con ansias que sigas!!

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