jueves, 4 de diciembre de 2014

Hermione Lu... Granger

—¿Hagrid? —exclamaron Harry, Ron, Ginny, Neville, Luna y los gemelos Weasley.
Hagrid les sonrió a sus ex alumnos.
Pero cuando fijo su vista en Lily, James, Sirius, Remus y Dumbledore empezó a llorar. Saco un gran pañuelo y se lo paso por los ojos, secando las lágrimas.
—Mi buen amigo Hagrid —dijo Dumbledore sonriéndole a semi-gigante.
—Dumbledore —dijo Hagrid, sollozando. Volvió a limpiar su cara que estaba con lágrimas.
—Parece un poco viejo —susurró Sirius.
—¡Black! —lo regañó Lily, que había oído perfectamente a Sirius.
Mientras que en la otra mesa, Lucius Malfoy miraba con altivez a Hagrid.
—Lo que faltaba, que la bestia esta viniera —dijo con aburrimiento.
—¡Qué bueno verte, Hagrid! —dijo la profesora McGonagall.
—Profesora —saludó educadamente el semi-gigante.
Alguien tiro de su abrigo a Hagrid, este miró hacia atrás, y sonrió.
—Lo siento —murmuró, haciéndose a un lado, dejando ver a una chica de cabellos castaños y rizados, como de unos 18 años, vestía un vestido blanco hasta las rodillas, zapatos bajos y encima llevaba puesta la túnica de Gryffindor.
Pero la chica no llego solo con Hagrid, ella llegó también con un gato color jengibre, con la cara aplastada.
Pero casi nadie prestaba atención al gato, porque todos tenían la mirada en la chica, y el que no le quitaba los ojos de encima era Sirius, le agradaba esa cara de niña buena que tenía la castaña, ojos color chocolates, piel clara, labios color cereza; así fue bajando la mirada viendo su cuello, bajo hasta sus senos que —eran de un buen tamaño, según Sirius— pero hubo algo que ya no le agrado al ojigris. Al seguir bajando la mirada se encontró con vientre abultado.
La chica estaba embarazada.
—¿Qué paso, Canuto? —susurró James, que había estado muy atento a la mirada de su amigo—, hubo algo que no te agrado de esa chica, porque te vi mirándola con insistencia —bromeó.
—Ya la viste bien, Cornamenta, esa hermosura está embarazada y así no me gusta, sí está muy bella, pero eso de ahí no es mío —susurró el ojigris.
James rió.
Otro que no le había quitado la vista de encima era Remus Lupin, apenas la vio sintió algo raro, esa chica le parecía especial, le llamaba la atención.
¿Quién será esa chica?, se preguntaba Lupin.
—¡HERMIONE! —gritaron Harry y Ron al verla. La castaña al verlos les sonrió.
—¿Hermione? —dijeron los merodeadores.
—¿Ella es Hermione? —preguntó Lily, mirando con disimulo el vientre abultado de la castaña.
—Sí —respondió Harry a su madre.
Todos estaban muy sorprendidos al ver a la chica, porque nunca imaginaron que estaría embarazada. Por lo poco que sabían de ella —mediante los libros— era que ella era una chica responsable y estudiosa, que siempre animaba a Harry y a Ron a estudiar.
—Ella es la última integrante del trío de oro —añadió Neville, sonriendo de oreja a oreja.
—No dijeron que estaba embarazada —dijo Sirius, a lo que Lupin lo miró serio.
—¿Quién es usted señorita, perdón señora? —preguntó Dumbledore. Aunque ya había escuchado el nombre de la chica, quería que se presentara formalmente.
—Oh, profesor Dumbledore —dijo la castaña con alegría de volver a ver al director de esa época—, me alegro mucho de verlo —Dumbledore sonrió amablemente—, directora McGonagall —saludo la chica a una profesora que se quedó sorprendida al escuchar que la llamaba directora.
Al igual que McGonagall, hubo muchos que también se sorprendieron por ese calificativo. Pero luego volvieron a fijar su vista en la recién llegada.
—Aún no se ha presentado, señora —repitió Dumbledore.
—Oh, lo siento, mi nombre es Hermione Lu… —la castaña se corrigió inmediatamente, aun no debía decir su apellido de casada, puesto que su futuro esposo se encontraba entre el público—, Granger, soy Hermione Granger —repitió.
—Mucho gusto en tenerla aquí, señora Granger —dijo Dumbledore—. Es un gusto tener aquí a la mejor amiga de Harry Potter —el aludido se sonrojo.
—Gracias —dijo la castaña, también sonrojada—. Pero solo llámenme Hermione.
—Por favor, tome asiento —dijo McGonagall, puesto que ya había salido de conmoción.
Antes de empezar a dirigirse a una mesa, ya tenía a Harry y a Ron a sus costados ayudándola, ellos se comportaban más sobreprotectoramente desde que se enteraron de que estaba embarazada.
—Gracias —la chica les sonrió a sus amigos.
—¿Ellos siempre son así? —preguntó James al ver a su hijo y a Ron correr al lado de Hermione.
—Siempre —contestó Luna, con voz soñadora mirando a los tres chicos.
—Y se pusieron más sobreprotectores en cuando se enteraron de su embarazo —agregó Ginny, sonriendo.
—¿Y eso no les molesta? —ahora preguntó Sirius a la pelirroja y a la rubia.
—No, ¿Por qué? —preguntaron Ginny y Luna al unisonó.
—Por nada, no le hagan caso —dijo Remus, sin dejar de mirar disimuladamente a Hermione.
Hermione caminaba al medio de Harry y Ron, seguida de su gato y de Hagrid.
Cuando ya llegaron a la mesa, la chica a los primero que vio fue una chica pelirroja de ojos verdes, y aun chico idéntico a su amigo, excepto por el color de ojos y la cicatriz, los reconoció al instante, eran James y Lily Potter.
—Oh, señores Potter me da tanto gusto conocerlos —les dijo amablemente.
En verdad Harry se parece mucho a su padre, pero con el color de ojos de su madre, pensaba Hermione.
—El gusto es nuestro de conocerte, Hermione —dijo Lily, con una sonrisa amable.
—Así que tú eres la famosa Hermione Granger —dijo James, también sonriendo.
—Sí, soy yo, pero no sabía que era famosa —contestó la chica.
—No le hagas caso a James —le dijo Lily y Hermione asintió.
A un costado de James estaba Sirius, quien la miraba con sus orbes grises brillantes, y con una sonrisa coqueta en su rostro, su cabello era oscuro y un poco rizado.
—Hola, Sirius, me da gusto vol… verte —casi dice “volver a verte”, eso hubiera dado entender que algo malo le había pasado y aun no era el momento de que lo supiera.
—Hola, castaña —saludó el ojigris—, vaya, así que yo sigo siendo famoso en tu época —Sirius sonrió con suficiencia.
Hermione negó con la cabeza. Pero de pronto su vista choco con de Remus Lupin, que la miraba con curiosidad.
Lo reconoció al instante, sabía que era él, su esposo, su Remus, nunca olvidaría esos ojos sinceros color miel, ese cabello castaño que en su tiempo era un poco canoso, era hermoso, y esa sonrisa amable, que le dedicaba cada mañana.
Sí, definitivamente era su esposo, un esposo que en su época era todo un hombre, pero que ahora  lo veía como un adolescente, como el adolescente que fue. Joven, mayor igual era su esposo, y lo amaba con todo su ser.
Hermione se estremeció, su corazón empezó a latir mucho más rápido, quería decirle muchas cosas, que lo había extrañado, que lo había necesitado, que lo amaba con toda su alma, pero las palabras no le salían, y no solo eso sino que sentía que sus ojos se aguaban. Harry al darse cuenta de eso, le apretó la mano para que se relaje.
La castaña respiró profundo, y le sonrió a Remus, este sintió una sensación de calor en su pecho, y un sonrojo le cruzo el rostro, pero aun así Lupin también le sonrió.
Que hermosa sonrisa, pensaba Lupin.
—Hola, Remus, me alegro mucho de verte —dijo Hermione, sin poder controlar su emoción.
James y Sirius se dieron cuenta de la devoción con que le habló Hermione a su amigo, y se sorprendieron.
—Hola, ¿Hermione? —dijo dudoso el licántropo.
Hace muchos meses que Hermione no escucha su voz pronunciando su nombre, y eso la hizo sentir feliz. Completa.
—Eh, Mione, siéntate —dijo Ron.
La chica se sentó justo frente a Remus, que él al ser licántropo tenía los sentidos un poco más desarrollados que los demás, sintió el aroma a vainilla que desprendía el cuerpo de Hermione. Y se le hizo muy familiar, como si ya hubiera sentido ese aroma antes.
Mientras tanto Hagrid al llegar junio a ellos, lo primero que hizo fue abrazar a Lily y a James al mismo tiempo.
—Lily, James, me alegra tanto poder volver a verlo —dijo llorando el guardabosque.
—Hola, Hagrid —saludaron Lily y James. Pero parecía que les faltaba el aire para hablar, y esto era porque Hagrid los estaba apretando mucho.
—Hagrid —dijo Ron—, déjalos respirar un poco, se están poniendo morados. El semi-gigante los soltó al instante.
—Lo siento —se disculpó.
—No importa —dijo Lily—. Muchas gracias por todo, Hagrid.
—¿Gracias? ¿Por qué? —preguntó Hagrid confundido.
—Por haber ayudado en todo lo que podías a Harry —contestó James.
El semi-gigante se sonrojó.
—Harry yo somos amigos, porque no lo ayudaría —dijo Hagrid.
Luego de platicar un poco más con los padres de Harry. El semi-gigante saludo también a los otros dos merodeadores, quitándole también el aire, lo mismo pasó con los gemelos Prewett y Fred Weasley.
Hermione se sorprendió mucho al ver a Fred Weasley, que hasta lloro, pero luego él la calmo y le contó como es que estaba ahí, con todos, y eso pareció calmar a la chica.
Mientras esto pasaba, Remus no podía quitar su mirada de Hermione, le llamaba demasiado la atención.
¿Qué me pasa?, se preguntaba Remus.
Sirius también la miraba, pero ya no pensaba en ella como su próxima conquista, como al principio.
Lástima, la castaña es bonita, pero está casada, o eso creo, en verdad es una lástima, pensaba Sirius, y en eso estaba cuando algo lo saco de sus pensamientos. El gato de Hermione se subió a las piernas del animago y se acurruco sobre él de manera cariñosa.
Sirius se sorprendió, Remus y James miraban a su amigo con una sonrisa en sus labios.
¡Crookshanks! —dijo Hermione—, lo siento, pero es que le agradas —se disculpó la castaña.
—¿Y a quién no le agradaría? —preguntó de manera egocéntrica el animago.
Remus y James rieron por lo bajo. Y Snape solo hizo una mueca de desagrado.
—A veces me preguntó, ¿Cuánto más podrá crecer tu ego, amigo? —dijo el licántropo.
Y Crookshanks al escuchar la voz de Remus, abrió los ojos y centro su mirada en Lupin. El gato se levantó de las piernas de Sirius y se colocó sobre el regazo de Remus, el chico solo miró con curiosidad al gato.
—Eh… —empezó Lupin, mirando al gato que se acurrucaba y ronroneaba.
—Lo siento —volvió a disculparse la castaña—. Es que Crookshanks también es muy apegado a ti Remus.
Y como no iba a estar muy apegado Crookshanks a Remus si desde que él y Hermione se casaron, el gato también se fue a vivir con ellos.
—Al parecer Crookshanks extraño mucho a Remus y a Sirius —comentó Ginny tratando de no darle importancia al asunto de la mascota de su amiga.
—Traidor —le dijo Sirius a Crookshanks, haciendo reír a muchos.
Hermione miró con curiosidad a la otra mesa, y ahí vio al profesor Snape, a Pansy Parkinson, a Draco y a sus padres.
La castaña asintió con la cabeza en forma de saludo a Draco y a Pansy, y estos le devolvieron el saludo de la misma forma.
Remus había visto todo ese intercambio de saludos, cosa que le pareció raro, porque se suponía que los Malfoy odiaban a todos los hijos de muggles, como lo era Hermione.
—¿Qué tanto la miras, Lunático? —le preguntó Sirius por lo bajo.
—Nada —respondió Remus un poco sonrojado.
—Oh, ya sé porque la miras tanto, es que estas tratando de encontrar algún parecido con la castaña y comprobar que si es tu hija —dijo Sirius.
Remus no tuvo tiempo de contestar porque James habló antes.
—O estás pensando las mil maneras de matar al canalla que se atrevió de embarazar a tu hija.
—Como pueden decir tantas tonterías juntas —dijo Remus, visiblemente enojado—. Hermione no puede ser hija mía, yo nunca podre tener hijos, no los condenaría a la licantropía, solo por mi egoísmo.
—Vamos, Lunático no seas tan exagerado —dijo Sirius, un poco arrepentido por haberlo molestado.
—Además no necesariamente tendrías que heredarle tu licantropía a un hijo tuyo —agregó James.
—Pues hay un 99% que indica que si le heredaría mi maldición —concluyó Remus.
Lo bueno de todo ese intercambio de palabras era que lo habían susurrado, evitando que los escucharan.
Por otro lado Ginny regañaba a Hermione.
—Ahora sí, Hermione Lu…
—Sshhh —dijo la castaña a su amiga—, no me llames por ese apellido, te podrían escuchar, entonces tendría que dar muchas explicaciones, cuando todavía no es el momento indicado —decía mirando de reojo a Remus, que parecía estar platicando con el padre de Harry y Sirius.
—Bien, bien, bien —dijo la pelirroja—, pues entonces, Hermione Granger, me puedes explicar que haces aquí, cuando todavía se supone que recién acabas de salir de San Mungo —terminó gritando.
Los merodeadores, Lily, los Longbottom, Molly y Arthur Weasley, los Tonks, Dumbledore, McGonagall, hasta incluso los Malfoy y Snape prestaron atención al grito de la menor de los Weasley.
Harry, Ron, Luna, Neville, Hagrid y todos los demás hermanos Weasley no se inmutaron porque ya estaban acostumbrados a esos arranques de la pelirroja.
—Pues la profesora McGonagall, me dio permiso de viajar —contestó Hermione, sin mirar a nadie en específico.
—En serio piensas que vamos a creer eso —dijo Harry—, más fácil sería que confesaras que te escapaste y que de una forma u otra averiguaste el hechizo para abrir el portal.
—Yo no miento —dijo Hermione empezando a enojarse.
Definitivamente a Hermione las hormonas del embarazo y los cambios de humor, hacía que todos la tratarán como si fuera una bomba a punto de estallar, se tenían que ir con mucho cuidado con ella, porque de la felicidad tan inmensa que sentía al ver nuevamente a Remus, paso al enojo, cuando sus amigos desconfiaban de ella.
Y así era siempre, de la alegría pasaba a la tristeza y de la tristeza pasaba al enojo, y del enojo pasaba nuevamente a la alegría.
—No te quise llamar mentirosa —se defendió el ojiverde.
—A ver como sales de esa, Potter —se burló Draco.
Hermione no le prestó atención al comentario del rubio.
—Lo que dice, Hermione es verdad, la profesora McGonagall le dio permiso de venir, pero con la condición de que yo la cuidara —dijo Hagrid, tratando de calmar la tensión que se había formado.
—Bueno, entonces te creemos, Hermione —dijo Ron. Hermione lo miró seria, pero luego sonrió.
En definitivo los cambios de humor de la castaña, era cosa de locos.
Los merodeadores miraban a la castaña sorprendidos por su forma de actuar.
Se quedaron unos minutos en silencio, cuando Hermione sintió una mirada sobre ella, miró al frente y se encontró con Remus Lupin mirándola, la chica lo miró y le sonrió y Remus se volvió a sonrojar.
Como quisiera abrazarte y besarte, Remus, mi amado Remus, pensaba la castaña.
—Bueno —dijo Dumbledore llamando la atención de todos—, ya que todos estamos cómodamente sentados, creo que ya es hora de continuar con la lectura —cierto los libros, pensaba Hermione—. Mi buen amigo, Hagrid, ¿no te gustaría leer el siguiente capítulo? —preguntó amablemente.
El guardabosque asintió.
—Por supuesto, por supuesto —dijo sonriendo.
El libro levito hasta posarse en sus enormes manos, el libro casi se perdían en ellas.
Hagrid se aclaró la garganta y se dispuso a leer.
“En Flourish y Blotts” —leyó el guardabosques.

4 comentarios:

  1. Me encanta, porfa actualiza pronto, estoy deseosa de saber que pasara, me encanto la reaccion de remus y eso de que formes casi un triangulo amoroso entre remus, hermione y sirius es muy interesante

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  2. Hola, Denisse
    Antes que nada muchas gracias por haberte pasado por mi historia y tomarte el trabajo de comentar, en verdad muchas gracias =)

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  3. Me gusto mucho este capitulo ♡

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