Después de que todos procesaran la información del capítulo
anterior, Kreacher apareció haciendo una reverencia demasiado exagerada a
Harry, el pelinegro se sonrojo levemente.
—Amo Harry —dijo el elfo.
A Sirius aun le sorprendía escuchar a Kreacher llamar «amo» a
Harry, y sobre todo le sorprendía ver al elfo tan amable con otras personas que
sean sus padres y su hermano.
Luego del saludo, Kreacher apareció el almuerzo, el cual
constaba de exquisitos guisos, carne de cerdo asado, y por último los postres.
El almuerzo no fue muy animado, ya que después de lo que se
habían enterado, a casi todos se les había quitado el apetito, por supuesto
menos a Ron, quien devoraba la comida como si no existiera un mañana.
—Luna —dijo Ginny mirando a su amiga rubia—, no sé cómo te
puedes sentir atraída por alguien como mi hermano.
Luna parpadeó un par de veces y luego observó a su novio
soñadoramente, y sonrió.
—Él me complementa —fue la respuesta de la rubia, y Ginny quedo
anonadada.
Luna termino por
enloquecer, pensaba la pelirroja.
El almuerzo termino, y ahora fue Bill el que se ofreció para
leer el siguiente capítulo.
—“El beso del dementor”
—leyó el hijo mayor de Molly y Arthur.
El título enmudeció a todos, mientras que Remus en el fondo
sentía pena por Peter, ya que él pensaba que el beso del dementor se lo darían a
su ex amigo.
Harry
no había formado nunca parte de un grupo tan extraño. Crookshanks
bajaba las escaleras en cabeza de la comitiva. Lupin,
Pettigrew y Ron lo seguían, como si participaran en una carrera. Detrás iba el
profesor Snape, flotando de manera fantasmal, tocando cada peldaño con los
dedos de los pies y sostenido en el aire por su propia varita, con la que
Sirius le apuntaba. Harry y Hermione cerraban la marcha.
Fue
difícil volver a entrar en el túnel. Lupin, Pettigrew y Ron tuvieron que
ladearse para conseguirlo.
—Ya lo creo, el espacio es muy estrecho —comentó Ron.
—Sí, alguien debería agrandar la entrada —dijo Sirius como quien
no quiere la cosa mirando a Dumbledore.
Lupin
seguía apuntando a Pettigrew con su varita. Harry los veía avanzar de lado,
poco a poco, en hilera. Crookshanks seguía
en cabeza. Harry iba inmediatamente detrás de Sirius, que continuaba dirigiendo
a Snape con la varita. Éste, de vez en cuando, se golpeaba la cabeza en el
techo, y Harry tuvo la impresión de que Sirius no hacía nada por evitarlo.
Snape miró con rencor a Sirius y este le devolvió una mirada
burlona, igual que James.
Harry observó a su padre y padrino. Negó con la cabeza. Ahora
más que antes comprendía el odio que Snape sentía por los merodeadores.
—Ya basta, no es gracioso —dijo Harry, y al instante James y
Sirius dejaron de burlarse de Snape, y este último miró a Harry con suspicacia
y enojo.
—Sí, si lo es —afirmó Sirius.
—No…
—No hace falta que me defiendas, Potter —siseó Snape,
interrumpiendo al ojiverde.
—No te atrevas a dirigirle la palabra a mi hijo, Quejicus —dijo
James, pero luego se volvió a Harry—, y tú, Harry, no vuelvas a defender a
Quejicus. Te lo ordeno —agregó al ver que Harry iba a replicar.
Todos se quedaron callados luego de escuchar a James; Harry
estaba sorprendido, era gracioso que su padre, que en esa época tenía un año
menos que él, le ordenara que hacer y que no, cuando el merodeador solo hace
meses en lo único que pensaba era en hacer bromas a los Slytherin y pasar
tiempo con su novia, y ahora pretendía comportarse como un padre. Pero por otro
lado, la parte heredada por su madre, estaba a punto de la ebullición, su padre
no podía impedir que defendiera a Snape cuando se estaba cometiendo una
injusticia con él, no solo por lo que su futuro profesor hizo por él, sino
porque era un ser humano y no se merecía ser tratado de la manera en que su
padre y padrino lo trataban cada vez que lo veían.
—¡James! —advirtió Lily al reconocer el enojo en su hijo, ella
podía reconocer ese enojo, porque era lo mismo que sentía ella cuando todavía
era amiga de Severus y veía a James y Sirius molestarlo—. Guarda silencio.
James abrió y cerró la boca, pero finalmente decidió no decir nada,
y eso pareció calmar un poco el enojo de Harry.
Dominado por una
pelirroja, pensaba Sirius al ver a
su amigo manso con Lily. Insistió las
pelirrojas son peligrosas, y también las castañas, agregó en su mente al
ver a Hermione también seria, y notar que ella miraba a James con severidad.
—¿Sabes
lo que significa entregar a Pettigrew? —le dijo Sirius a Harry bruscamente,
mientras avanzaban por el túnel.
—Que
tú quedarás libre —respondió Harry.
—Sí…
—dijo Sirius—. No sé si te lo ha dicho alguien, pero yo también soy tu padrino.
—Sí,
ya lo sabía —respondió Harry.
—Aunque se enteró de ese detalle por su propia cuenta, y he de
decir que no en las mejores circunstancias —dijo Ted.
Sirius hizo una mueca de molestia al recordar cómo se había
enterado Harry de que él era su padrino.
Y todo por la culpa del
maldito de Peter. Pero ya me las cobraré, se decía mentalmente Sirius.
—Bueno,
tus padres me nombraron tutor tuyo —dijo Sirius solemnemente—, por si les
sucedía algo a ellos… —Harry esperó. ¿Quería decir Sirius lo que él se
imaginaba?— Por supuesto —prosiguió Black—, comprendo que prefieras seguir con
tus tíos. Pero… medítalo. Cuando mi nombre quede limpio… si quisieras cambiar
de casa…
Harry sonrió, aunque aún no se le pasaba el enojo del todo.
—Lo que más quería era dejar a los Dursley —comentó la réplica
de James.
Lily apretó los puños al recordar todo lo que su hermana y su
familia le hacían a su hijo.
—Estoy segura que viviría mejor con Sirius que con mi hermana
—dijo Lily—, aunque eso conlleve a que Harry se vuelva un bromista empedernido,
y que copie los demás malos hábitos de Sirius.
—Gracias, pelirroja, yo también te quiero mucho —dijo Sirius sarcásticamente.
—No lo dije con mala intención —se defendió Lily—. Te agradezco
que quieras salvar a mi hijo de la demente de mi hermana.
Sirius sonrió.
—Espero que hayas aprendido muchas bromas al vivir conmigo,
Harry —dijo el animago a su ahijado.
Nadie dijo nada, y Harry menos, que podría decirle, que al final
nada salió como lo había planeado porque después de todo Peter logró escapar.
—Yo no soy bueno para las bromas —eso fue lo único que pudo
responder Harry.
Hermione y Ron sabían lo mal que se sentía su amigo por Sirius,
porque aun después de años de la muerte del animago, sabía que Harry aún se
culpaba por su muerte porque si no hubiera sido por sus sueños que Voldemort le
trasmitía, nada malo hubiera pasado.
—Oh, claro que lo eres —insistió Sirius—. Eres el hijo de un
merodeador, y eso quiere decir que eres bueno para las bromas.
Unos segundos después Bill continúo leyendo.
A
Harry se le encogió el estómago.
—¿Qué?
¿Vivir contigo? —preguntó, golpeándose accidentalmente la cabeza contra una
piedra que sobresalía del techo—. ¿Abandonar a los Dursley?
—Claro,
ya me imaginaba que no querrías —dijo inmediatamente Sirius—. Lo comprendo.
Sólo pensaba que…
—Siempre adelantándote a los hechos, Canuto —comentó James
negando con la cabeza.
—¡Oye! —se quejó el aludido—. Yo no tenía ni idea que Harry
tenía unas bestias por tíos.
Luego de hablar se dio cuenta de que la tía de Harry era la
hermana de Lily. La observó y dijo:
—Lo siento.
—No importa —dijo la pelirroja, pero en el fondo se veía la
tristeza reflejada en sus ojos esmeraldas—, lo que dices es verdad.
—Pero
¿qué dices? —exclamó Harry; con voz tan chirriante como la de Sirius—. ¡Por
supuesto que quiero abandonar a los Dursley! ¿Tienes casa? ¿Cuándo me puedo
mudar?
—Bueno, no creo que en ese momento tenga una casa —dijo Sirius
pensativamente—. Solo Grimmauld Place —el animago hizo un gesto al mencionar la
casa en donde había pasado su niñez—. Pero no creo que te guste esa casa, es
horrible, con todas esas cabezas de elfo colgadas de la pared… además, seguro
que mi querido hermanito se la quedo.
Nadie aclaró que Regulus Black ya estaba muerto en esa época. No
era el momento.
Mientras Hermione al recordar eso se le puso la piel de gallina
y sus ojos se llenaron de lágrimas. Lo bueno era que Harry había sacado ese
horrible cuadro, aunque a Kreacher no le había gustado tuvo que aceptar la
decisión de su nuevo amo.
—Seguramente compraste otra casa, Sirius —comentó Remus.
—Sí, seguramente —aceptó el aludido.
Y antes de que Sirius le pregunte algo a Harry, el ojiverde le
pidió amablemente a Bill que continuará leyendo.
Sirius
se volvió hacia él. La cabeza de Snape rascó el techo, pero a Sirius no le
importó.
Snape miraba con tanta furia a Sirius, que hasta parecía que
podía lanzar dagas envenenadas al corazón del animago. Pero Sirius ni siquiera
se inmuto ante esta mirada, es más hasta le sonrió con burla.
—¿Quieres?
¿Lo dices en serio?
—¡Sí,
muy en serio!
En
el rostro demacrado de Sirius se dibujó la primera sonrisa auténtica que Harry
había visto en él. La diferencia era asombrosa, como si una persona diez años
más joven se perfilase bajo la máscara del consumido. Durante un momento se
pudo reconocer en él al hombre que sonreía en la boda de los padres de Harry.
Ese párrafo le subió el ánimo a Sirius, ya que siempre que leían
sobre él, mencionaban al demacrado prisionero de Azkaban, pero ahora por lo
menos decían que se parecía al hombre sonriente en la boda de su mejor amigo.
No
volvieron a hablar hasta que llegaron al final del túnel. Crookshanks
salió el primero, disparado. Evidentemente había apretado
con la zarpa el nudo del tronco, porque Lupin, Pettigrew y Ron salieron sin que
se produjera ningún rumor de ramas enfurecidas.
—Vaya, al fin y al cabo Crookshanks fue útil —comentó Seamus.
Unos segundos después Seamus dio un bote en su asiento y exclamó
un «¡Ay!».
—¿Qué te sucede? —le preguntó Dean.
—Sentí un zarpazo en la pierna —contestó el Gryffindor, e
inmediatamente miró debajo de la mesa, y lo único que vio fue una cola
esponjosa y acompañado de un bufido—. Tu gato está loco —le dijo a Hermione.
—Seguro se sintió ofendido por cómo te referiste a él —respondió
Hermione con calma.
Seamus hizo un gesto de dolor y molestia, mientras que algunos
reían de la acción de tan singular gato, y otros no dejaban de admirarse.
Sirius
hizo salir a Snape por el agujero y luego se detuvo para ceder el paso a Harry
y a Hermione. No quedó nadie dentro. Los terrenos estaban muy oscuros. La única
luz venía de las ventanas distantes del castillo. Sin decir una palabra,
emprendieron el camino. Pettigrew seguía jadeando y gimiendo de vez en cuando (El muy maldito si
se merece el beso del dementor, inclusive algo peor por traicionero,
pensaba Sirius). A Harry le zumbaba la cabeza. Iba a dejar a los
Dursley, iría a vivir con Sirius Black, el mejor amigo de sus padres… Estaba
aturdido. ¡Cuando dijera a los Dursley que se iba a vivir con el presidiario
que habían visto en la tele…!
—¿Dime que cara pusieron, Harry? —preguntó un animado Sirius,
dando por hecho que su ahijado si se había ido a vivir con él.
—Eh… pues… —fue lo único que murmuró Harry.
—No, mejor lo digas —dijo James—. La sorpresa es mejor.
Si, de seguro se llevaran
una gran sorpresa, pensaba Ron.
—Un
paso en falso, Peter; y… —dijo Lupin delante de ellos, amenazador; apuntando
con la varita al pecho de Pettigrew.
—No creo que hiciera nada —dijo James—, es tan cobarde. Una
vergüenza para Gryffindor —gruñó la última frase.
Atravesaron
los terrenos del colegio en silencio, con pesadez. Las luces del castillo se
dilataban poco a poco. Snape seguía inconsciente, fantasmalmente transportado
por Sirius, la barbilla rebotándole en el pecho. Y entonces…
—No me digas que Quejicus despertó y fue nuevamente un estorbo
—dijo Sirius frunciendo el ceño.
Snape apretó tanto los puños que hasta sus cortas uñas empezaban
a dañar la piel de las palmas de sus manos.
Una
nube se desplazó. De repente, aparecieron en el suelo unas sombras oscuras. La
luz de la luna caía sobre el grupo.
Remus rápidamente perdió el color en su rostro, puesto que
recordaba cuando Snape dijo que le llevaba la poción Matalobos y ahí descubrió
el mapa del merodeador.
—Remus, tranquilo eso no qui… —empezó James, pero fue
interrumpido por Remus.
—Por favor, díganme que no les hice daño —cuestionó, casi rogó a
Harry, Ron y Hermione (a la cual se le quedo mirando por más tiempo que a los
demás) una respuesta que no dañara más a su alma atormentada.
Los demás también estaban atentos a la respuesta de los chicos.
—Tranquilo, Remus, no pasó nada esa noche, nada de lo que tengas
que lamentarte —respondió rápidamente Hermione, pero el aun así el tono de su
voz no dejo de haber devoción.
—En verdad no nos lastimaste —aseguró Harry, ya que parecía que
no le creía mucho a su amiga.
—Ellos tienen razón, no nos lastimaste —apoyó Ron—. Solo fue
algo sorprendente. Sobre todo cuando me di cuenta de que yo estaba atado a
Pettigrew junto a ti… y tú empezabas a transformarte —dijo inconscientemente. Remus
empalideció más, Hermione le quería lanzar un hechizo aturdidor en ese momento
por hablador, Molly por su parte grito ahogadamente, y en ese momento Ron se
dio cuenta de sus palabras—. Eh… yo… pero todos… salimos sanos y salvos —agregó
atropelladamente.
—¡Cierra la boca, Ronald! —gruñó Ginny.
—Eres un idiota, Ron —canturrearon los gemelos Weasley.
—Por favor, podrías seguir leyendo, Bill —pidió amablemente
Luna.
Bill asintió.
Snape
tropezó con Lupin, Pettigrew y Ron, que se habían detenido de repente. Sirius
se quedó inmóvil. Con un brazo indicó a Harry y a Hermione que no avanzaran.
Harry
vio la silueta de Lupin. Se puso rígido y empezó a temblar.
El Remus de esa época también estaba rígido y con la mirada
perdida.
James y Sirius compartieron una mirada. Sabían lo que
significaba eso, Remus se pondría sensible y pesimista, y no querría acercarse
a ellos por temor a lastimarlos.
—¡Dios
mío! —dijo Hermione con voz entrecortada—. ¡No se ha tomado la poción esta
noche! ¡Es peligroso!
Hermione quiso abofetearse en ese momento por haber dicho tal
cosa. Observó a su futuro esposo, deseando no solo abofetearse, sino también
lanzarse un Crucio por causarle tal dolor.
—Remus —murmuró.
—Corred
—gritó Sirius—. ¡Corred! ¡Ya!
Pero
Harry no podía correr. Ron estaba encadenado a Pettigrew y a Lupin. Saltó hacia
delante, pero Sirius lo agarró por el pecho y lo echó hacia atrás.
—Dejádmelo
a mí. ¡CORRED!
Lily sintió temor por su hijo, pero estaba orgullosa de que Harry
haría cualquier cosa para salvar a sus amigos. Aunque primero debería de pensar
y después actuar, pero lamentablemente eso no podía ser posible porque estaba
en sus genes.
James también se sintió orgulloso de su hijo, aunque él creía
que su amigo Lunático no le haría daño.
Oyeron
un terrible gruñido. La cabeza de Lupin se alargaba, igual que su cuerpo. Los
hombros le sobresalían. El pelo le brotaba en el rostro y las manos, que se
retorcían hasta convertirse en garras. A Crookshanks
se le volvió a erizar el pelo. Retrocedió.
Monstruo, retumbó en la mente de Remus. Soy un monstruo.
Remus sentía que todos lo miraban y lo juzgaban por su
condición, pero se equivocaba porque sus futuros alumnos, sus amigos,
profesores y sobre todo Hermione no lo juzgaban, ellos lo comprendían, y si por
esta última fuera posible hubiera inventado una poción para curar la
licantropía y así evitar el dolor de su futuro esposo.
Pero por su parte los Malfoy tenían cara de asco, y porque no,
también sentían un poco de temor.
Maldito Dumbledore, ¿en
qué rayos estaba pensando al contratar a esta bestia como profesor?, pensaba Lucius.
Hermione observó a Remus y lo vio muy mal, peor que en las
noches de luna llena, quiso pararse y abrazarlo, pero no sabía si la
rechazaría. Parpadeó un par de veces infundiéndose valor, y cuando lo volvió a
ver, se dio cuenta de que James y Sirius le hablaban en susurros. Seguramente
levantándole los ánimos.
Mientras
el licántropo retrocedía, abriendo y cerrando las fauces, Sirius desapareció
del lado de Harry. Se había transformado. El perro grande como un oso saltó
hacia delante. Cuando el licántropo se liberó de las esposas que lo sujetaban,
el perro lo atrapó por el cuello y lo arrastró hacia atrás, alejándolo de Ron y
de Pettigrew (Molly respiró aliviada al escuchar
esa parte, ya que, aunque ella no tenía nada contra Remus y su condición no
podía evitar sentir temor por lo que le podría haber hecho a su hijo, al
tenerlo tan cerca de él). Estaban enzarzados, mandíbula con mandíbula,
rasgándose el uno al otro con las zarpas.
Algunos se estremecieron al escuchar esa parte, pero Harry, Ron
y Hermione lo veían en su mente como un recuerdo lejano.
Harry
se quedó como hipnotizado. Estaba demasiado atento a la batalla para darse
cuenta de nada más. Fue el grito de Hermione lo que lo alertó.
Remus bajo la mirada.
La asuste, le doy miedo y
asco, pensaba Lupin.
Remus estaba tan apesadumbrado que no recordaba que Hermione
nunca sintió miedo cuando estaba a su lado y mucho menos la marca que esta
tenía en su cuello. Señal de que era la mujer de un licántropo.
—¿Qué sucedió? —preguntó Alice.
Pettigrew
había saltado para coger la varita caída de Lupin. Ron, inestable a causa de la
pierna vendada, se desplomó en el suelo. Se oyó un estallido, se vio un
relámpago y Ron quedó inmóvil en tierra. Otro estallido: Crookshanks
saltó por el aire y volvió a caer al suelo.
—Eso quiere decir que… —empezó a decir Ted, pero fue
interrumpido por Ron.
—Sí, ese quiere decir lo que estás pensando.
—¡Expeliarmo!
—exclamó Harry, apuntando a Pettigrew con su varita. La
varita de Lupin salió volando y se perdió de vista—. ¡Quédate donde estás!
—gritó Harry mientras corría.
—¿Y ahora qué vas hacer? —preguntó Lily a su futuro hijo.
Harry solo se encogió de hombros. Mientras que Moody lo observa
atentamente porque ya sabía lo que el chico haría.
—Demasiado tarde —murmuró.
Demasiado
tarde. Pettigrew también se había transformado. Harry vio su cola pelona azotar
el antebrazo de Ron a través de las esposas, y lo oyó huir a toda prisa por la
hierba (Maldita rata, gruñeron James y Sirius. Pero
allí muchos del pasado comprendieron la predicción de la profesora Trelawney «antes de la medianoche el vasallo irá
a reunirse con su amo»).
Oyeron un aullido y un gruñido sordo. Al volverse, Harry vio al hombre lobo
adentrándose en el bosque a la carrera.
Remus se sintió al escuchar que Peter lograba escapar.
Y todo por mí culpa, se recriminaba mentalmente Remus.
—No te culpes, Lunático —le dijo James—, el maldito de Peter
hubiera encontrado la forma de escapar de uno u otra manera, y eso no es culpa
de nadie —trato de animarlo, pero de más está decir que no lo logró, ya que
nadie le quitaría de la cabeza a Remus que todo era su culpa.
—Sirius,
ha escapado. ¡Pettigrew se ha transformado! —gritó Harry.
—No creo que él pueda hacer algo —dijo Frank—, además, me
imagino que debe estar herido.
Pero ahí Sirius recién comprendió que escapando Peter, él perdía
nuevamente su libertad.
Maldito Peter, te voy a
matar penas salga de esta sala,
pensaba Sirius.
Sirius
sangraba. Tenía heridas en el hocico y en la espalda, pero al oír las palabras
de Harry volvió a salir velozmente y al cabo de un instante el rumor de sus
patas se perdió.
Harry
y Hermione se acercaron aprisa a Ron.
—¿Qué
le ha hecho? —preguntó Hermione.
Ron
tenía los ojos entornados, la boca abierta. Estaba vivo. Oían su respiración.
Pero no parecía reconocerlos.
—Está en shock —dijo Ted.
—O también puede ser un hechizo de confusión —dijo Andrómeda.
—No
sé.
Harry
miró desesperado a su alrededor. Black y Lupin habían desaparecido… No había
nadie cerca salvo Snape, que seguía flotando en el aire, inconsciente.
—Será
mejor que los llevemos al castillo y se lo digamos a alguien —dijo Harry,
apartándose el pelo de los ojos y tratando de pensar—. Vamos…
Oyeron
un aullido que venía de la oscuridad: un perro dolorido.
—Sirius
—murmuró Harry, mirando hacia la negrura.
—No creo que sea nada grave —aportó James tratando de quitar la
tensión del ambiente—, la de veces que presencie una pelea entre estos dos
—señaló ambos amigos, los cuales parecían muy metidos en sus pensamientos.
Tuvo
un momento de indecisión, pero no podían hacer nada por Ron en aquel momento, y
a juzgar por sus gemidos, Black se hallaba en apuros.
—Mierda —murmuró James.
Harry
echó a correr; seguido por Hermione. El aullido parecía proceder de los
alrededores del lago. Corrieron en aquella dirección y Harry notó un frío
intenso sin darse cuenta de lo que podía suponer.
—¡Por Merlín! ¡Son dementores! —exclamó Molly preocupada por la
seguridad de los chicos, porque aunque eso ya les hubiera pasado no podía
evitar sentir preocupación.
El
aullido se detuvo. Al llegar al lago vieron por qué: Sirius había vuelto a
transformarse en hombre. Estaba en cuclillas, con las manos en la cabeza.
—¡Noooo!
—gemía—. ¡Noooooo, por favor!
Y
entonces Harry los vio. Eran los dementores. Al menos cien, y se acercaban a
ellos como una masa negra. Se dio la vuelta. Aquel frío ya conocido penetró en
su interior y la niebla empezó a oscurecerle la visión. Por cada lado surgían
de la oscuridad más y más dementores. Los estaban rodeando…
—Vaya, ya ni siquiera recordaba cómo había sido eso —comentó
Harry realmente sorprendido—, en ese momento no podía contar cuantos eran, solo
sabía que eran muchos.
Lily miró con cara de pánico a su hijo.
—Al menos cien —murmuró.
Bill siguió leyendo antes de que eso se volviera un alboroto.
—¡Hermione,
piensa en algo alegre! —gritó Harry levantando la varita y parpadeando con
rapidez para aclararse la visión, sacudiendo la cabeza para alejar el débil
grito que había empezado a oír por dentro…
«Voy
a vivir con mi padrino. Voy a dejar a los Dursley.»
Lily tenía lágrimas en los ojos. No podía creer todo lo que
había pasado.
Se
obligó a no pensar más que en Sirius y comenzó a repetir a gritos:
—¡Expecto
patronum! ¡Expecto patronum!
Black
se estremeció. Rodó por el suelo y se quedó inmóvil, pálido como la muerte.
«Todo
saldrá bien. Me iré a vivir con él.»
—¡Expecto
patronum! ¡Ayúdame, Hermione! ¡Expecto
patronum!
—¡Expecto…!
—susurró Hermione—. ¡Expecto…
expecto!
—Aunque sea una sabelotodo, no creo que pueda con el hechizo, porque
ella no lo ha practicado —dijo Michael Corner como quien comenta el clima.
Hermione le dedico tal mirada a Corner que todos se espantaron, hasta
Oliver Wood se quedó tieso al notar tal mirada.
Por su parte Corner se hundió en su asiento y luego quiso esconderse
tras Terry Boot.
—Palabras equivocadas, Michael —lo amonestó Ginny, negando con la
cabeza.
Pero
no era capaz. Los dementores se aproximaban y ya estaban a tres metros escasos
de ellos. Formaban una sólida barrera en torno a Harry y Hermione, y seguían
acercándose…
—¡EXPECTO
PATRONUM! —gritó Harry, intentando rechazar los
gritos de sus oídos—. ¡EXPECTO PATRONUM!
Todos estaban sorprendidos —los del pasado y los de futuro— porque
nunca imaginaron a la magnitud en que había llegado tratar de salvar a ex reo Sirius
Black. Y vaya que esos chicos de trece años lo habían tenido difícil, pero eso no
quiere decir imposible.
Un
delgado hilo de plata salió de su varita y bailoteó delante de él, como si
fuera niebla. En ese instante, Harry notó que Hermione se desmayaba a su lado.
Estaba solo, completamente solo…
Hermione podía recordar ese momento, y la horrible sensación de vacío,
frío, y tristeza. Nunca se había sentido tan desolada como en ese momento, y que
decir de la desesperación por tratar de ayudar a su amigo, pero sin saber cómo.
Hasta que ya no pudo más y perdió en conocimiento.
La castaña se estremeció al recordar lo vivido anteriormente.
—¡Expecto…!
¡Expecto patronum!
Harry
sintió que sus rodillas golpeaban la hierba fría. La niebla le nublaba los
ojos. Haciendo un enorme esfuerzo, intentó recordar. Sirius era inocente,
inocente… «Todo saldrá bien. Voy a vivir con él.»
—¡Expecto
patronum! —dijo entrecortadamente.
Sirius se sentía miserable pensando en que tal vez su yo del
futuro nunca podría obtener su libertad porque Peter había logrado huir
nuevamente, y nuevamente él sería el que pagaría por él.
Maldito seas, Peter, pensaba Sirius, apretando los puños fuertemente.
A
la débil luz de su informe patronus, vio detenerse un dementor muy cerca de él.
No podía atravesar la niebla plateada que Harry había hecho aparecer, pero
sacaba por debajo de la capa una mano viscosa y pútrida. Hizo un ademán como
para apartar al patronus.
—¡No…
no! —exclamó Harry entrecortadamente—. Es inocente. ¡Expecto
patronum!
Remus era otro que estaba mal, porque su amigo, el hijo de otro
de sus amigos, y Hermione, la niña inteligente que había podido descubrir su
secreto en cuestión de días, y por la cual sentía algo que no tenía permitido
sentir, estaban en peligro, y todo por su condición de licántropo, Peter había escapado,
Ron no reaccionaba y los otros dos junto con su amigo rodeado de dementores.
Estoy maldito, se recriminaba mentalmente.
Sentía
sus miradas y oía su ruidosa respiración como un viento demoníaco. El dementor
más cercano parecía haberse fijado en él. Levantó sus dos manos putrefactas y
se bajó la capucha.
En
el lugar de los ojos había una membrana escamosa y gris que se extendía por las
cuencas. Pero tenía boca: un agujero informe que aspiraba el aire con un
estertor de muerte.
Muchos de los que estaban en la sala se sorprendieron y
estremecieron ante tal descripción. Algunos miraba a Sirius, y se preguntaban cómo
es que su yo del futuro pudo convivir con esos seres durante doce años. Porque aunque
sabían que Sirius no había enloquecido porque tenía en la mente que él no había
hecho nada a sus amigos, de igual manera esto les parecía realmente difícil de
sobrellevar.
Es realmente un verdadero
Gryffindor, pensaban mucho.
Un
terror de muerte se apoderó de Harry, impidiéndole moverse y hablar. Su
patronus tembló y desapareció. La niebla blanca lo cegaba. Tenía que luchar… Expecto
patronum… No
podía ver…, a lo lejos oyó un grito conocido…, expecto
patronum… Palpó en la niebla en busca de Sirius
y encontró su brazo. No se lo llevarían…
Sirius miró agradecido a su futuro ahijado.
Es igual a su padre, pensaba en animago. James
tampoco me habría dejado en esos momentos, y estoy seguro de que habría recibido
el beso del dementor por mí.
Por su parte James sentía impotente porque él no podía hacer
nada por él. No podía en ese tiempo. Pero en su tiempo sí que podía, él haría hasta
lo imposible por proteger a las personas que amaba.
Luego observó con orgullo a su hijo y le agradeció mentalmente
por tratar de salvar a su amigo.
Pero,
de repente, un par de manos fuertes y frías rodearon el cuello de Harry. Lo
obligaron a levantar el rostro. Sintió su aliento…, iban a eliminarlo primero a
él… Sintió su aliento corrupto…, su madre le gritaba en los oídos…, sería lo
último que oyera en la vida.
Algunas lágrimas resbalaron por las mejillas de Lily, sentía miedo
por su hijo, porque aunque eso ya había pasado, no podía evitar sentir ese
temor por él, por su hijo que solo era un niño en ese tiempo.
Disimuladamente se limpió las lágrimas, ya que no quería que
nadie se dé cuenta, pero no lo logro porque James lo noto, y lo único que hizo
fue pasar un brazo por sus hombros, reconfortándola.
Lily apoyó su cabeza en su hombro y suspiró en su cuello,
sintiendo la fortaleza de su novio, la cual la obligaba a seguir adelante.
Y
entonces, a través de la niebla que lo ahogaba, le pareció ver una luz plateada
que adquiría brillo. Se sintió caer de bruces en la hierba.
Boca
abajo, demasiado débil para moverse, sintiéndose mal y temblando, Harry abrió
los ojos. Una luz cegadora iluminaba la hierba… Habían cesado los gritos, el
frío se iba…
—¡¿Cómo?! —exclamó Frank.
—¿Quién hizo el patronus?
—preguntó Andrómeda—. No lo comprendo, si se supone que Hermione esta desmayada
y Harry está debilitado… —se giró hacia Ron—, ¿fuiste tú?
Ron negó con la cabeza.
Bill continuó leyendo.
Algo
hacía retroceder a los dementores… algo que daba vueltas en torno a él, a
Sirius y a Hermione. Los estertores dejaban de oírse. Se iban. Volvía a hacer
calor.
El profesor Dumbledore fue el único que comprendió lo que paso,
y observó a Harry y a Hermione. Estos dos notaron la mirada del director y solo
asintieron como respuesta a una pregunta no formulada.
Haciendo
acopio de todas sus fuerzas, Harry levantó la cabeza unos centímetros y vio entre
la luz a un animal que galopaba por el lago. Con la visión empañada por el
sudor, Harry trató de distinguir de qué se trataba. Era brillante como un
unicornio. Haciendo un esfuerzo por conservar el sentido, Harry lo vio
detenerse al llegar a la otra orilla. Durante un instante vio también, junto al
brillo, a alguien que daba la bienvenida al animal y levantaba la mano para
acariciarlo. Alguien que le resultaba familiar. Pero no podía ser…
—¿Qué fue lo que viste? —le preguntó Alice llena de curiosidad.
—Más bien creí ver —respondió Harry sin dar más detalle.
Harry
no lo entendía. No podía pensar en nada. Sus últimas fuerzas lo abandonaron y
al desmayarse dio con la cabeza en el suelo.
—Este es el final del capítulo —anunció Bill.
—¿Qué? ¿Ahí termina? —le preguntó su hermano Charlie.
El aludido asintió.
—Bien, entonces yo continuaré leyendo —dijo Charlie—. Ya que
creo que muchos se han quedado intrigados por saber lo que pasa.
Y así era porque muchos asintieron estando de acuerdo con el
pelirrojo.
Nota: Lamento mucho la tardanza, se que no tengo derecho a pedirles que continúen leyendo, pero por favor les suplico que sigan dándome la oportunidad de seguir escribiendo, les aseguro que yo no me tardaré tanto en actualizar.
¡¡oh, dioses, muchas gracias por actualizar, merodeadora black!!
ResponderEliminarestuvo bueno el capitulo, gracias por actualizar, extrañaba leer, ya queda tan poco para el final, estoy ansiosa por saber que mas pondrás sobre hermione y remus, sobre todo cuando hermione aúlla y remus como lobo sigue el llamado.
ResponderEliminarMerodeadora el capítulo estuvo tan genial, fue asombrosamente magnífico,espero y no te tardes tanto en volver a actualizar porqué esta llegando la parte en que descubren lo de el giratiempo de Hermione y es mi parte favorita
ResponderEliminarSaludos😄😃😀
oh, oh!! me desmayo, por fin un capitulo nueve! ¡sí!
ResponderEliminareste nuevo capitulo me alegro mi tarde, gracias por actualizar, merodeadora, te quedo estupendo =) ah, y por favor esta vez no nos abandones por meses como la ultima vez...
ResponderEliminarbienvenida a tu blog :P
saludos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarVoy a seguir leyendo la historia esta muy interesante y gracias por actualizar
ResponderEliminarVoy a seguir leyendo la historia esta muy interesante y gracias por actualizar
ResponderEliminaroh, cielos, por fin actualizaste, gracias, fue increible, lo estuve esperando hace mucho tiempo =)
ResponderEliminarah y te deseo una ¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!
gracias por actualizar, me encanto el capitulo
ResponderEliminarGracias por actualizar. Cuando se va a enterar Remus de que Hermione es (o sera) su pareja?
ResponderEliminarMe encanta este finc o historia, etc. Espero con ansias que sigas!!
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