Blaise
Zabini devolvió el libro a Dumbledore, y como siempre la cena apareció al
instante de que el director anunciara la cena. Kreacher se esmeraba en guisar,
y los que más disfrutaban de la cena eran Ron, los gemelos Prewett y los
gemelos Weasley. Todos comían y platicaban, bueno, en realidad casi todos,
porque a Remus se le había quitado el apetito, después de lo que escucho él
estaba nervioso e inquieto.
«No parecía una bola de cristal… más
parecía la luna llena» Esa oración no dejaba de repetirse en la cabeza de
Remus.
Lupin levanto la cabeza de su plato y
miró a Hermione, esta escuchaba con atención a Ginny.
—No te preocupes, Lunático, ella no lo
sabe —le susurró Sirius, al notar la preocupación de su amigo.
—¿Cómo puedes estar tan seguro? —le
preguntó Remus, en el mismo tono de voz.
—Vamos, Lunático, tú no dejarías que
averiguaran tu secreto tan fácilmente —respondió el ojigris.
—James, Peter y tú lo descubrieron —rebatió
Lupin.
—Eso es porque somos muy inteligentes —respondió
James.
—Y Hermione también lo es —dijo Remus, mirándola
con disimulo.
—No te adelantes a los hechos, Remus. No
lo sabe —dijo Sirius.
—Y si lo sabe, no le importa tu condición
—alegó James—. Y ahora como un poco, o en la madrugada te dará hambre y ahora
no podemos infiltrarnos en la cocina.
Remus asintió, y se llevó un bocado a
la boca.
Por su parte Hermione también estaba
nerviosa, nunca creyó que el autor de los libros hubiera captado su comentario.
Comentario que había hecho sentir mal a Remus, a su Remus.
—Ya deja de culparte —le dijo Ginny por
lo bajo.
—Lo hice sentir mal —respondió
Hermione.
—No lo has descubierto, simplemente fue
un comentario que hiciste en el pasado —insistió Ginny.
Hermione no respondió, simplemente se quedó
pensando ¿y se voy junto a él y le explico el porqué de mi comentario? No seguramente
eso lo empeoraría y él daría por hecho que se su secreto, y eso a la vez haría que
él se aleje de mí, poniendo así en peligro nuestro futuro.
La cena transcurrió, pero Hermione y
Remus estaban metidos en sus propios pensamientos.
La cena termino y el primero en ir a su
habitación fue Snape, luego lo siguieron Astoria y Draco, esté último entro a
la habitación de su novia, queriendo tener algo de privacidad. Y así poco a
poco los demás se ibas retirando a sus habitaciones para poder descansar un
poco. Hasta que al final los únicos que quedaban eran los merodeadores, Lily, Harry,
Ron, Ginny, Luna y Hermione.
El ambiente era tenso, nadie sabía que
decir.
—Bueno, creo que
nosotros también deberíamos ir a dormir —dijo Harry, rompiendo el silencio.
—Sí, tienes razón
hermano —estuvo de acuerdo Ron—. Vamos, Hermy, tú tienes que descansar más.
Luna asintió estando
de acuerdo con su novio.
—Ron tiene razón —dijo
Luna.
—Sí. Me siento un
poco cansada —admitió la castaña.
—¿Te sientes mal,
Hermione? —le preguntó Harry con preocupado.
—No, solo estoy un
poco cansada, y…
—Tal vez te
sientes mal, por tener que cargar esa enorme panza de la felicidad que tienes —dijo
Sirius riendo, a la vez que señalaba el vientre de la castaña.
James también rió
por las ocurrencias de su amigo. Lily frunció el ceño y le dio un ligero codazo
a James para que dejara de reír.
—¡Sirius! —le
reclamó Remus—. ¿Cómo se te ocurre decir eso? —en verdad Lunático parecía
enojado.
—Que grosero eres,
Sirius, ya comprobé que de adolescente eres peor —dijo Hermione, visiblemente
ofendida.
—Oh, vamos, solo
era una broma, castaña.
—Te doy un consejo
—le susurró Ron a Sirius—, no hagas bromas respecto a su embarazo, o te
encontraras con una fiera.
—Te oí, Ronald —medio
gritó la castaña—, eres un insensible.
—No le hagas caso,
Mione, ya sabes cómo es Ron —le dijo Harry con una sonrisa sincera.
Hermione asintió.
—Sí, ya sabes cómo
es de idiota mi hermano —agregó Ginny.
Ron hizo una mueca
al escuchar el insulto, pero no le dijo nada a Ginny porque sabía que empezaría
una discusión donde seguramente sería él el que terminaría perdiendo, y hasta terminaría
recibiendo un Mocomurciélagos.
La castaña se hizo
una coleta dejando a la vista su cuello, Remus y Sirius la miraban, pero de
pronto los dos le prestaron más atención al cuello níveo de Hermione.
El licántropo
estaba sorprendido por lo que vio en el cuello de la castaña y Sirius miraba
con curiosidad la marca de la castaña.
—¿Qué tienes…? —empezó
a preguntar Canuto.
—¡Cállate! —le
dijo Remus a Sirius en un tono que solo él le pudiera escuchar.
—Buenas noches —Hermione
se despidió de todos. Pasó por el lado de Remus y le sonrió cálidamente, el licántropo también le sonrió, pero con
cierto nerviosismo.
La castaña se
dirigió a su habitación seguida de sus amigos, claro que antes estos dos
también dieron las buenas noches, y Harry aprovecho para darle un beso de
buenas noches a su madre y un abrazo a su padre.
Lily se quedó
mirando cómo se alejaban su hijo y sus amigos.
—Yo también me voy
a dormir —dijo Lily, beso a James y se despidió de Sirius y Remus—. Ah, y
Sirius, deja de estar haciendo comentarios maleducados —agregó la pelirroja.
—No prometo nada,
pelirroja —dijo Sirius.
Lily negó con la
cabeza.
Cuando solo
quedaron los merodeadores, James miró curioso a sus amigos.
—¿Qué sucede? ¿Por
qué miraban tanto a Hermione? —les preguntó.
—Yo que sé —contestó
Canuto, encogiéndose de hombros—, pregúntale a Lunático.
James miró
interrogante a su amigo castaño.
—Sirius le iba a
hacer una pregunta imprudente a Hermione.
—No era una
pregunta imprudente, solo era una pregunta inocente —aclaró el ojigris.
Remus negó con la
cabeza, y se puso tenso.
—Nos los vas a
explicar o quieres que lo adivinemos —dijo James.
Remus poso su
vista en sus dos amigos.
—Es que… —Lupin se
pasó una mano nerviosamente por su castaño cabello—, esa… marca…
—… tiene la forma
de una mordida —completo Sirius.
—¿Qué? No entiendo
—dijo Cornamenta.
Lupin estaba
inquieto, se sentía avergonzado por lo que iba a confesar.
—Hermione es la
mujer de un… licántropo —dijo Lupin.
Ahora Remus entendía
porque Hermione fue la única que había descubierto lo que era su boggart, y porque no lo despreciaba como
hubiera hecho cualquier otra chica que sospechara de su condición. Pero ahora él
estaba completamente seguro, Hermione sabía que él era un licántropo y no lo
repudiaba porque su esposo también eran un licántropo.
—¿Qué? —gritaron
James y Sirius.
—¿Cómo lo sabes? —preguntó
James.
—Por la marca que
tiene en el cuello…
—Esa marca que
tiene que ver con que Hermione sea la mujer de un licántropo —lo interrumpió
Sirius.
—Se supone que
esto nadie lo sabe, son contados las personas que lo saben, es una especie de
secreto entre licántropos —sus amigos lo miraban expectantes—, cuando el hombre
lobo y su pareja, están en pleno acto… sexual… —Lupin se sonrojo—, en la pasión
desbordada que sienten, lleva que la bestia domine al hombre y entonces hace
que marquen a su pareja, y lo hacen mordiéndole el cuello —James y Sirius
estaban sorprendidos, y Remus cada vez más sonrojado—, no sienten dolor al ser
marcadas por el momento de éxtasis, pero esa marca nunca se borra, queda ahí
para siempre, aunque ellos se separen o el lobo muera, la mujer siempre llevara
su marca, hasta el último día de su vida.
—¿Pero por qué las
marcan? —preguntó James.
—Las marcan para
que ningún otro licántropo la tome, ellos al verla marcada, la respetan porque
saben que ya le pertenece a otro licántropo. Y eso no es todo, al ser marcadas,
también eso quiere decir que ellas solo pueden tener hijos del lobo que la
marco. A mi parecer es un acto muy primitivo y repugnante.
—¿Y tú marcarias a
tu pareja, Lunático? —preguntó Sirius.
Lupin lo miró.
—No lo sé, yo no
quisiera hacerlo, pero no estoy seguro si en ese… momento… no lo sé.
Hermione después de
dar las buenas noches a todos se fue a su habitación seguido de Crookshanks.
La castaña
bostezó a la vez que se sentaba al borde de su cama.
—¡Ay,
Crookshanks! —susurró Hermione, acariciándole detrás de las orejas a su
gato—. Quisiera que Remus estuviera aquí conmigo, con nosotros —se corrigió,
posando su otra mano en su abultado vientre—. Luche tanto para estar con él, y
lo perdí tan pronto. ¡No es justo! No es justo que él haya muerto, dejándome sola,
porque aun teniendo a mis amigos junto a mí no es lo mismo que si Remus
estuviera junto a mí, viendo como mi embarazo avanza.
Respiró
profundo tratando de contener las lágrimas.
—Cuantas
discusiones que tuve con Ron en cuanto se enteró de mi relación con Remus —recordó
Hermione, y sonrió levemente—. En especial la primera en cuanto Ron se me
adelanto y le conto a Harry sobre mi relación.
Flashback
—Hermione —llamó
el pelirrojo.
—¿Qué? —respondió
la chica.
—Dime que no es
verdad —exigió.
—¿De qué me
hablas, Ron? No te entiendo.
—De Lupin —el
chico pronunció el apellido del licántropo como si fuera una grosería.
Hermione frunció
el ceño.
—¿Qué quieres
saber?
—Hermione, dime
que no. No puede ser verdad que estés con Lupin —le reclamó Ron.
—¿Y por qué no? —dijo
Hermione.
—Porque es mucho
mayor que tú, podría ser tu padre, además yo estoy seguro de que no lo quieres.
—Que Remus es
mayor que yo, pues sí, es mayor, ¿y eso que? Y que podría ser mi padre, por
favor Ron, tú conoces a mi padre, y sabes perfectamente que no es Remus. Aunque
en algo si tienes razón, yo no quiero a Remus —Ron sonrió—, yo lo amo con todo
mi corazón.
Yo lo amo con todo mi corazón, esas palabras hicieron enfurecer al
pelirrojo.
—Estás loca,
Hermione, no puede ser verdad lo que me estás diciendo —Ron negaba con la
cabeza—, ya sé, ya sé cuál es tu juego, como no lo vi antes —Hermione lo miraba
con desconcierto—. Me quieres castigar por haber estado con Lavender antes y no
contigo, ¿cierto? Estás celosa —se acercó a la chica y quiso abrazarla, pero
ella se alejó antes.
—No, Ron, no estoy
celosa y mucho menos te quiero castigar, y si, reconozco que Lavender no me
gustaba para ti, pero no era por celos, era porque creía que merecías a alguien
mejor. Y sobre eso de que crees que estoy loca, pues tal vez lo esté, pero de
amor por Remus…
—¡Mentira! —gritó
Ron, y tenía la cara tan roja como su cabello.
—Estoy enamorada
de Remus desde que era nuestro profesor en el tercer curso, Ron —aclaró la
chica.
—No, no, no, y no,
me niego a creerlo —volvió a gritar el pelirrojo—. Tú me amas a mí, Hermione —Ron
abrazo a la castaña y está ahora no pudo zafarse.
—Suéltame, Ron, me
lastimas.
—Me amas a mí,
Hermione —Ron estaba fuera de sí, y trato de besarla a la fuerza.
—No —Hermione
ladeó la cabeza, y Ron solo logro besarle la mejilla. Pero este no se dio por
vencido y volvió a intentarlo—. He dicho que no, Ron —uso todas sus fuerzas
para separarse del pelirrojo.
—Sé que tú me amas
—insistía Ron y se volvió a acercar a Hermione tomándola del brazo.
—No, suéltame, Ron
—gritó Hermione.
En ese momento
entro en la escena un pelinegro, que al escuchar los gritos de sus amigos quiso
averiguar que pasaba.
—¿Qué está
pasando? —preguntó Harry, mientras Hermione seguía tratando de soltarse del
pelirrojo—, déjala, Ron —exigió.
—Tú no te metas en
esto, Harry —dijo Ron, tomando del brazo de Hermione con más fuerza.
—Ron, por favor,
suéltame —pidió Hermione.
—Ya basta, Ron,
déjala, o le arrancaras el brazo —Harry se metió e hizo que su amigo soltara a
Hermione, y poniendo detrás de él a la chica, preguntó—: ¿Qué te pasa? ¿Por qué
la tratas así?
Ron rió
sarcásticamente.
—Que te lo diga
ella —señaló a Hermione.
Harry miró hacia
atrás, para luego volver a mirar al pelirrojo.
—Te lo estoy
preguntando a ti.
—Pues, resulta que
Granger —Harry y Hermione se
sorprendieron al escuchar que la llamaba por el apellido—, tiene una relación
con Lupin.
Harry parpadeó
varias veces, parecía confundido.
—¿A qué te
refieres? ¿Una relación con Lupin? —preguntó con confusión—, creo que todos
tenemos una relación con Lupin, ¿no? Digo todos somos amigos, estamos en un
mismo bando…
—No me refiero a
eso, Harry —dijo Ron con enojo.
—¿Entonces a qué?
—preguntó Harry.
—Pues… —empezó
Ron.
—Yo se lo diré,
gracias, Ronald —dijo Hermione, y miró a su amigo pelinegro—, lo que Ron quiso
decirte es que Remus y yo… somos pareja —Harry miraba a Hermione y a Ron como
esperando algo—, somos novios —aclaró Hermione.
Harry empezó a
reír como si le hubieran contado un buen chiste, reacción que Hermione nunca se
imaginó, se hubiera esperado que gritara o que le hiciera todo un drama como lo
había hecho Ron, pero nunca que riera.
Luego de unos
minutos Harry dejo de reír al ver que ni Ron ni Hermione reían.
—¿Qué pasa? ¿Por
qué no se ríen? Es obvio que es un chiste, ¿no? Aunque déjame decirte Hermione
que a ti no se te dan bien las bromas…
—No es un chiste,
Harry, yo en verdad estoy con Remus —dijo Hermione lentamente.
Harry abrió la
boca sorprendido y se fijó bien en los rostros de sus amigos, Ron estaba rojo
de la furia, mientras que Hermione, parecía feliz, pero también enojada.
Fin del Flashback
—Te volveré a ver
en mi presente y futuro, Remus. Haré todo lo posible para que así sea —prometió
Hermione, acariciándose el vientre.
Se levantó de la cama y caminó hacia el baño, se
lavó los dientes y la cara y se puso su pijama. Volvió a bostezar y se acostó
en su mullida cama, Crookshanks también subió a la cama y se acostó a sus pies.